Esta es la historia de una boda Vasco-Gaditana, con todo el salero, la espontaneidad, humor y desparpajo que nos trajo la novia y sus invitados desde las lejanas tierras del sur, a nuestra pequeña bella easo que es Donostia San Sebastian. Una boda en el Hotel Londres que recuerdo con mucho cariño y en la que fui tratado como uno más de los invitados.
En este caso todo empieza y acaba en un hotel. El imponente Hotel Londres de Inglaterra, ubicado a los pies del paseo de la concha con sus magnificas vistas de la bahía y la isla Santa Clara.
Desde la ultima planta del edificio, la novia me espera nerviosa y ya vestida, junto a su madre y hermana.
-Mira que vistas!! Me dice enseñandome la terraza, y la verdad es que es verdad, desde ahí arriba las vistas son hermosas.
La ceremonia religiosa, esta vez se hará en la bonita Basílica de Santa Maria, de estilo barroco y mandada construir desde Venezuela, por la Real Compañía Gipuzkoana de Caracas en el siglo XVIII, en plena parte vieja Donostiarra. La Basilica es un edificio enorme, mucho mas grande de lo que parece desde fuera.
Una vez concluida la ceremonia, un gentío de turistas se agolpaba en la calle para ver salir a los novios, que despues de un bonito baile aurresku por parte de una colorida compañía de “Dantzaris” y tras una lluvia de confetis y aplausos, nos dirigimos a hacer el reportaje de boda por los alrededores de la parte vieja y el puerto, para despues marchar al palacio de Aiete a terminar las fotos de pareja por sus jardines y sus vistas al mar. Y de vuelta al Hotel Londres y una vez pasados ya los nervios, empieza el buen comer y beber, las risas, el buen rollito. Empiezan también los emotivos discursos de los amigos, los regalos a los padres, los abrazos.
Cae la noche y las ultimas luces de la ciudad se filtran por los ventanales del hotel, empieza el baile y con el la gran fiesta en la que se convertirá esta boda cargada de agua salada de diferente pero hermosos mares.