Recién entrados en junio, se presentó un día algo encapotado, pero las bodas en el País Vasco se realizan también aunque llueva o truene. Esta boda tenía algo en particular, y es que aproximadamente la mitad de los invitados provenían de Australia. Y es que Michael es Australiano, de echo es allá donde vive Nerea ahora con su recién estrenado marido (y apellido), y con su hijo Luka.
Como fotógrafo, es necesario adecuarse lo mejor posible a la climatología, dado que es una evento fijo en el tiempo que no se puede cambiar, así que para ello disponemos de “chubasqueros fotográficos” o algún accesorio para poder secar las gotas que caen sobre la cámara. Aunque también ayuda un paraguas (y alguien que lo sujete).
Lo importante es que las fotos estén ahí, ese es nuestro cometido. Parece que por la lluvia las fotografía salen deslucidas, pero esto no es así; además de un cielo nublado, que facilita la iluminación para retrato, un día pasado por agua puede ser un buen reclamo artístico para improvisar y sorprendernos a nosotros mismos.
Gracias a Nerea y Michael por habernos elegido para esta boda algo pintoresca y especial, todo un placer.